Guia de cultivo de la marihuana

1- Elegirás las semillas de marihuana adecuadas

Actualmente encontramos en el mercado una amplia variedad de semillas de marihuana con características distintas según el tipo de planta y los efectos que produce.

Esto provoca que algunos cultivadores inexpertos se puedan sentir desorientados a la hora de escoger la semilla de marihuana adecuada.

Además de saber el tipo de planta que obtendremos según su variedad, te vamos a ofrecer consejos para que te asegures de que las semillas de marihuana se encuentran en buen estado y cómo conservarlas hasta su germinación.

 

1.1- Principales variedades de semillas de marihuana

La amplia variedad de semillas de marihuana se debe a la creación de híbridos entre las cuatro variedades principales: sativa, índica, rudelaris y afghana. De hecho, la mayoría de las semillas de marihuana que podemos adquirir son cruces entre éstas.

A continuación te presentamos las características básicas de cada variedad, pues el primer paso debería saber qué propiedades nos interesan tanto para un fácil cultivo como para obtener unos efectos determinados:

 

 Cannabis sativa

Planta originaria de países al sur del paralelo 30° N, como India, Tailandia, México, Jamaica o Nigeria, con características diferentes según el lugar de procedencia. Todas las variedades de cáñamo –del que se obtiene la fibra son consideradas sativa.

Las semillas del cannabis sativa son lisas, sin motas ni vetas. Es la variedad de mayor tamaño, pudiendo superar los 4, 5  m. de altura.  Sus tallos y hojas son alargadas y flexibles, con amplios espacios internodales. Su color es más claro que otras variedades.

Sus efectos son más vigorizantes que el resto de variedades, su proporción más elevada de THC (tetrahidrocannabinol) que de CBD (cannabidiol) hace que produzca un efecto energético, festivo, más activador que relajante.

Dado su gran tamaño y su período de floración largo –de 10 a 20 semanas-, esta variedad sin hibridar es la menos aconsejable para el cultivo de interior. Cruzadas con variedades índicas se reduce el tiempo de floración y cosecha. Así tendremos la amplia variedad de sabores que ofrece y las características aceleradoras de la energía junto a un cultivo de floración más rápida.

Un aspecto interesante es su escasa sensibilidad al fotoperíodo (tiempo de luz y oscuridad), por lo que no precisa de tanto control de la iluminación y las hace ideales para el cultivo en exterior.

Respecto a las diversas características dentro de esta variedad, destacan la Durban Poison de Sudáfrica, que produce potentes cogollos tempranos.

Las sativas de Méjico, Colombia Tailandia y Jamaica son las que producen un mayor efecto estimulante, pero  las variedades asiáticas son las más difíciles de cultivar por su lentitud de maduración y la gran cantidad de adultos hermafroditas que pueden producir (a no ser que la semillas estén feminizadas).

Las variedades tailandesas producen cogollos pequeños en ramas extensas. Algunas variedades de Nepal producen plantas bajas compactas de floración más rápida.

 

  Cannabis índica

La marihuana índica es una variedad de la sativa originaria del norte de India y Paquistán, aunque también se encuentra de forma autóctona en países como Marruecos, Líbano o Nepal.

Sus características la hacen la variedad más apropiada para el cultivo doméstico, tanto exterior como interior. Ello es debido a su menor altura –de 1,2 a 2,5 m.- y forma arbustiva, con cogollos apretados de rápida floración, de entre 7 y 10 semanas, lo que constituye aproximadamente la mitad del tiempo de floración de la sativa, pudiéndose cosechar en septiembre.

Las semillas del Cannabis índica son lisas y veteadas, sus raíces condensadas y su tallo robusto.

Sus efectos son más narcóticos y sedantes que la sativa, debido a su alto nivel de CBN, que a veces supera al nivel de THC, aunque estas proporciones varían según el tipo, dando lugar a efectos más o menos apalancadores. También desprende un fuerte olor.

De follaje frondoso y exuberante, sus hojas son más redondeadas, anchas y de un color más oscuro que la variedad sativa, aunque algunas variedades tienen las hojas color verde claro. En muchas ocasiones las hojas que rodean los cogollos se vuelven color púrpura rojizo, y los pistilos son cortos y blanquecinos.

Los cogollos de la subespecie índica son compactos, pesados y resinosos, por lo que se emplea para obtener hachís y como uso medicinal.

En su cultivo destaca que son más resistentes a hongos y plagas debido a su gran cantidad de resina, pero por el contrario, tienen como punto débil ser poco resistentes al hongo gris, por lo que hay que tener más cuidado durante el secado.

Casi todas las semillas de marihuana a la venta contienen algún gen de índica, para acelerar la floración y que se pueda cosechar la planta antes de la llegada del frío.

 

 Cannabis afghánica

Variedad que, como su nombre indica, procede de Afganistán, cultivada sobre todo por sus efectos psicotrópicos y para producir hachís, ya que posee un alto contenido resinoso.

Es una planta de estatura baja (no llega a los 2 m.), con hojas muy anchas y de color verde oscuro.

Esta variedad, que no se emplea para uso medicinal, muchas ocasiones se confunde con la índica.

 

Cannabis rudelaris

La variedad rudelaris, o espontanea, crece en países por encima del paralelo 30 °N, como el norte de EEUU o Canadá. Sobre todo se emplea para hibridar con otras variedades con el fin de acelerar la floración.

Se trata de una planta de pequeño tamaño (entre 30 y 60 cm.), de abundante follaje y floración rápida.

Contiene poco THC pero inicia su floración en unas pocas semanas desde su plantación, ya que el fotoperíodo no incide en su floración.

Sin hibridar es una hierba silvestre que no posee efectos narcóticos y puede dar dolor de cabeza.

 

 Híbridos actuales

Las mezclas de las especies básicas para conseguir mejoras en la producción tuvieron su eclosión en los años 60 y 70 y se extendieron rápidamente, hasta hacer que actualmente sea difícil encontrar semillas de una sola variedad.

Skunk

A partir de los años 70 aparece una de las variedades más conocidas, el skunk (en inglés mofeta, por el fuerte olor que desprende).

Este híbrido combina los potentes y eufóricos efectos de la cannabis sativa con un tiempo de floración relativamente corto, de 50 a 70 días aproximadamente.

Es por ello ello que muchos la prefieran tanto para interior, porque no aumenta mucho su tamaño, como para exterior, debido a que se puede cosechar antes que llegue el invierno, característica que no es propia de la cannabis sativa

 

Sin semilla

Las plantas de marihuana sin semilla también se han popularizado debido a que garantizan una cosecha con cogollos más grandes y pesados, dado que la planta deja de concentrar energía en fabricar semillas y desarrolla más las flores.

Los cogollos de una planta de marihuana que no produce semillas, son más compactos y resinosos, huelen mejor y contienen más azúcares y THC.

Para plantar sin semilla podemos adquirir las semillas feminizadas en un grow shop y cuidar que no estén en contacto con plantas macho durante su crecimiento, para que no sean polinizadas.

Las semillas de las que se desconoce su procedencia pueden desarrollarse como plantas de marihuana macho –no aptas para consumo pues carecen de efectos- o hermafroditas, que al mezclar en una misma planta ramas macho y hembra, creará semillas y por tanto, generará unos cogollos más pobres y de efectos menos potentes (ver más en capítulo 5)

 

 NUESTRO CONSEJO: 

Recomendar tipos de semillas que vendan. Hablar de sabores, rendimiento, rapidez de floración y efectos.

1.2- Cómo saber si la semilla está en buen estado

La semilla es el embrión de la nueva planta y como tal, contiene el material genético de los progenitores, con características como el tamaño que alcanzará, su resistencia a las plagas, el tipo de crecimiento o la cantidad de cannabinoides que desarrollará.

Es por ello que se las semillas se seleccionan cuidadosamente para que den lugar a las mejores plantas de marihuana posibles, mezclando subespecies para obtener determinadas características.

 

 Color

Las semillas maduras presentan un color del castaño claro al marrón oscuro con motas, son las que tienen más posibilidades de germinar.

Las semillas de color muy claro, blanquinosas o verdes, o de aspecto blando son semillas inmaduras que o bien no germinan, o nacen con muy poca resistencia a las plagas.

Además de la madurez por el color, también hay que tener en cuenta en el tiempo de conservación, cuanto más frescas sean mejor germinarán y darán lugar a ejemplares de mayor calidad.

Las semillas en estado óptimo inician el crecimiento en una semana o antes, por lo que en general si la semilla tarda más de un mes en germinar nos dará plantas de crecimiento lento o menor producción. Aunque existen excepciones en algunas variedades de germinación lenta pero rápido crecimiento.

 

 Buenos usos

Habitualmente se suelen germinar las semillas nada más adquirirlas, esto sería lo más correcto. Para evitar que se deterioren si no se germinan pronto es recomendable que se guarden en un lugar fresco, seco y oscuro dentro de su embalaje original si se trata de unos días o pocas semanas, o en el frigorífico, dentro de un bote opaco y hermético con varios saquitos de gel de silicio para reducir la humedad.

Las condiciones de conservación ideales son una temperatura de entre 4 a 8° C, con una humedad relativa de entre el 10 y el 20%.

Una semilla puede durar de 3 a 5 años, según si se conserva bien o no, manteniendo su capacidad de germinación.